jueves, 21 de marzo de 2013

Síntesis, Cuestionario...



 Artículo de Opinión, por Mario Vargas Llosa
“Más información, menos conocimiento”
Publicado el 31 de Julio de 2011

Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la Red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.
Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: "Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo".
“Los alumnos han perdido el hábito de leer para contentarse con un mariposeo cognitivo”
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SÍNTESIS DE ARTÍCULO
El presente artículo se inicia evocando a Nicholas Carr, Literato de la Dartmouth College de la Universidad de Harvard, quien descubrió que había dejado de ser un “buen lector”, y, casi casi, un lector, pues su concentración se disipaba cuando empezaba a leer un libro, más aun si era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, experimentaba que en su mente nacía un rechazo a continuar con el empeño intelectual de la lectura. Es así que tomó la decisión radical, de abandonar junto a su familia, las instalaciones de Boston y vivir en una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil e Internet. Luego de dos años, escribió el libro The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains, en español, Superficiales: “¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?.

Vargas Llosa quedó admirado con el libro de Carr, donde este último reconocía la extraordinaria aportación de las megaempresas informáticas como Google, Twitter, Facebook o Skype, las cuales ofrecen servicios de información y comunicación, ahorrando tiempo y facilitando a una inmensa cantidad de seres humanos el acceso a las mismas.

El Premio Nobel indica: ¿quién podría negar que la informática es un avance casi milagroso que, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Por otro lado, cuestiona: ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del mundo"?.

Más adelante señala que los alumnos están acostumbrados a “picotear” información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, lo que ha permitido perder el hábito de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese resplandor cognitivo a que los acostumbra la Red.

Finalmente Varas Llosa cita a Van Nimwegen, quien dedujo luego de algunos experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce "la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos". Lo que le impulsa a llegar a la siguiente conclusión al literato: “…la robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable”.


CUESTIONARIO

1. ¿Es cierto que existe una distorsión en la capacidad de análisis del lector que está atado a la información reverberante del internet?

Es cierto, el acceso a la información es hoy mucho más fácil y rápido que hace unos pocos años, pero todo apunta a que estamos sufriendo una sobredosis informativa que hace que disminuya nuestra atención, nuestra capacidad de análisis y, en definitiva, nuestra capacidad cognitiva.
Se produce así, en contra de la intención original de Internet una desinformación importante, y lo que parecía ventaja se torna inconveniente.

2. De ser positiva su respuesta, ¿cómo se produce ésta?

Sucede cuando por ejemplo, buscamos alguna información y rápidamente acudimos a Google, que nos ofrece un sinfín de posibilidades entre las que tenemos que elegir.
Antes, cuando en los domingos nos levantábamos sin prisa, bajábamos a comprar los periódicos, tomar un buen desayuno, y se disfrutaba de una larga mañana sentada leyendo las noticias y los reportajes dominicales. Es claro, que esta imagen está rodeada de un halo de tranquilidad que hoy en día ha desaparecido.
Hoy nos levantamos, encendemos el ordenador y nos empiezan a llegar todas las notificaciones de Facebook, Twitter, los correos electrónicos pendientes y en los Smartphone’s no deja de sonar el “Whatsapp”. Sí, las noticias de actualidad te llegan de todas partes, pero la interrogante es: ¿Estamos bien informados?


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